La Fundación San Millán presenta en FITUR su programa “Emilianensis, descubre los monasterios de La Rioja”

Dentro de las tareas desarrolladas para conseguir sus objetivos, la Fundación San Millán de la Cogolla promueve un programa de educación patrimonial al que se ha denominado Emilianensis. Descubre los Monasterios de La Rioja, que busca desarrollar el dictado de los artículos 27 y 28 de la Convención de Patrimonio Mundial de 1972, relativos a la educación y la comunicación, que dicen que los Estados Parte, “por todos los medios apropiados, y sobre todo mediante programas de educación y de información, harán todo lo posible por estimular en sus pueblos el respeto y el aprecio del patrimonio cultural y natural”.

Este programa recibió en 2011 el Premio Unión Europea de Patrimonio Cultural, Premios Europa Nostra, en la categoría de “educación, formación y sensibilización”. El jurado valoró el «excelente uso de la restauración de un Bien Patrimonio Mundial como una herramienta para llegar a un público muy amplio y para buscar apoyos para su protección» y destacó que «a través de este método, el Aula de San Millán ha contribuido de manera especial a la ‘pedagogía del patrimonio’, objetivo que desde hace pocos años se han marcado las Instituciones Europeas».

Se pretende llegar al más amplio abanico posible de población y para ello se adaptan las acciones educativas a las necesidades e intereses de cada sector de público. Todo ello con el objetivo de difundir el conjunto emilianense y crear una conciencia ciudadana en relación con la conservación y difusión del Patrimonio Cultural.

Se pretende, en fin, que quienes visitan el Valle de San Millán disfruten de una experiencia en la que, a través de actividades variadas y dinámicas (tales como talleres de patrimonio para escolares, residencias artísticas, visitas teatralizadas…) descubran ideas, historias, personas, tradiciones, creaciones artísticas, modos de vida y paisajes de este lugar, que es «cuna» del español. En definitiva, todos los valores patrimoniales que hicieron que los monasterios de Suso y Yuso fueran declarados Patrimonio de la Humanidad en 1997.